miércoles, 10 de diciembre de 2014

Síndrome de inmadurez de la personalidad


Síndrome de inmadurez de la personalidad o más comúnmente llamado Síndrome de Peter Pan

Este término aparece por primera vez en el libro “The Peter Pan Syndrome: Men Who Have never Grown Up” (1983), del Dr. Dan Kiley.

Los individuos que poseen dicho síndrome, presentan ciertos aspectos de inmadurez social y psicológica, acompañados por disfunciones sexuales. Suelen tener más de 30 años. Mientras el sujeto crece, su percepción interna del yo, permanece en la infancia. Escondiendo una gran carencia afectiva detrás de una pantalla cautivante de seducción, arrogancia y arrolladora simpatía.

Características claves para detectar a “Peter Pan”: 

1.    Suelen ser personas muy inseguras.
2.       Aparentan felicidad constantemente.
3.       Se visten como adolescentes.
4.       Atraen por su personalidad arrolladora.
5.       Al principio son encantadores, después pueden resultar conflictivos
6.       Normalmente son fruto de una educación Sobreprotectora.
7.       Son egoístas.
8.       Exige ser escuchado, no presentando paciencia para escuchar.


Que podemos hacer para evitar la formación de este tipo de personalidades.

Como hemos dicho en el punto 6, los padres sobreprotectores (le dan todo a su hijo sin exigirle nada a cambio) suelen ser los principales responsables de una personalidad de Peter Pan. Para evitar esto, daremos a los hijos responsabilidades progresivas según su edad, demostrándole que además de derechos también tienen obligaciones. Aunque teniendo en cuenta de no cargarlos de responsabilidades a muy temprana edad, ya que un joven excesivamente formal puede resultar en un adulto excesivamente infantil.

Si nuestra pareja posee esta personalidad, tendremos que dejar de asumir responsabilidades por él, ya que si nosotros asumimos todas las responsabilidades y aceptamos sus actitudes infantiles, estaremos potenciando este tipo de personalidad. La mejor manera de ayudarlo será haciendo que tome conciencia de que puede dirigir su vida.




jueves, 4 de diciembre de 2014

NATIVOS, INMIGRANTES Y HUERFANOS DIGITALES




Nativos, Inmigrantes y Huérfanos  Digitales.


Términos que definen la diferencia entre las generaciones que han nacido con las nuevas tecnologías (nativos) y los que hemos tenido que adaptarnos a ellas (Inmigrantes). Ya que si no lo hacemos, no solo nos quedamos atrás con respecto al resto de nuestra generación, sino que al no acercarnos a ellas, convertiremos a nuestros hijos en Huérfanos digitales.
Los cuales se encuentran desprovistos de un referente de comportamiento para enfrentarse a los problemas éticos que se les planteen. Estando más expuestos a desarrollar hábitos poco saludables y por lo tanto más expuestos a posibles riesgos de las nuevas tecnologías.
La vida digital ha triunfado, ya es parte de nuestro mundo. No tenemos más remedio que aceptarlo y adaptarnos lo mejor posible. Pedir a nuestros hijos que no las utilicen, sería una tarea imposible de llevar a cabo.

 Nuestro planeta es digital.

Gracias a eso podemos comunicarnos desde casa con hogares de todos los puntos del planeta y acceder de manera instantánea a todo el conocimiento de la humanidad.
Por desgracia, no siempre sabemos canalizar el acceso. Las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) aportan riesgos y beneficios. Se necesita una revolución educativa para conseguir que solo haya ventajas. La Información solo puede entenderse adecuadamente a través de un sistema coherente de valores.
Aunque estemos en la sociedad del conocimiento, nuestros hijos/hijas se enfrentan a los riesgos de siempre, los mismos a los que nos enfrentábamos nosotros cuando éramos pequeños, pero dentro de un entorno que no dominamos. Por lo que los niños pueden quedar desprotegidos ante esta sociedad del conocimiento.
El entorno es una poderosa fuerza formativa, positiva o negativa. Debemos asumir que el medio ha cambiado, y lo inteligente es conocer el medio de adaptarnos a él.
Que solemos hacer con nuestros hijos, normalmente elegimos entre dos caminos:
  1.             Disciplina y censura: nos tranquiliza la conciencia, pero no resuelven el problema. Solemos aplicarlas por inseguridad y porque en un entorno que no conocemos nos parece más fácil, pero ellos si conocen ese entorno y se pueden saltar los mecanismos con una gran facilidad. Es necesario que adquiramos competencia digital para ser ciudadanos completos en un mundo digital, porque sería como si nosotros no hubiésemos aprendido a leer y escribir, quedando relegados como analfabetos.
  2.              Educación en valores. Está en la base de toda la educación. Y por tanto también en la educación tecnológica. Dependerá de los valores que los padres hayan transmitido los que harán que los hijos utilicen la tecnología, adecuada o inadecuada. Teniendo en cuenta que los valores no se transmiten por instrucción, sino por experiencia. Difícilmente un niño leerá si no tenemos ningún libro en casa. Tampoco les podemos decir que salgan a jugar a la calle y dejen de jugar a las videoconsolas o al ordenador, cuando nosotros pasamos mucho tiempo delante del televisor. Debemos de tener muy claro que queremos transmitir a nuestros hijos y cuáles son sus prioridades, sus preocupaciones, sus objetivos y sus creencias. Los valores que nos han sido inculcados desde la infancia tienen una enorme trascendencia en nuestras vidas. Si nuestros hijos e hijas utilizan las TIC a través de estos valores, le habremos dotado de las herramientas para controlar su vida y su destino.


El hogar es la institución educativa más importante que existe, en nuestras manos esta que crezcan con un sistema de valores coherente.